Ceremonia de Egresados
26 de septiembre de 2015
Despedida a los graduados
de Ibero del año 2015-09-27
Sabina Berman
Me emociona hablarles en
la ceremonia de su graduación, en la Universidad Iberoamericana, mi
universidad, mi Alma Mater, y la institución a la que le debo la parte más
universal de mi cerebro y de mi corazón.
Hace 3 años cuando supe
que el movimiento Yosoy132 había nacido en la Ibero, invité en 4 ocasiones
consecutivas a voceros del movimiento a mi programa de televisión, Berman Otras
Historias,y en el canal me preguntaron si había convertido el programa en una
extensión del movimiento Yosoy132.
Respondí que era una gran
idea, porque con enorme orgullo yo reconocía en el movimiento, y en especial en
los alumnos de la Ibero, lo que antes dije: la parte más universal de mi
cerebro y de mi corazón.
Bueno, compañeros y
compañeras de la Ibero, se acaban para ustedes las clases. El tiempo
cuadriculado por las clases. Se acaban los pupitres. Se acaban los maestros
sabelotodos parados en el podio. Se acaban las calificaciones numéricas. Se
acaban las salidas al patio soleado, tan semejantes a las salidas de los presos
al patio soleado de la prisión. Se acaba por fin el café que sabe a jabón. O no
sé cómo sabe el café hoy en la Ibero, en mis tiempos sabía a calcetín con
jabón.
Y salen ustedes a la vida
amplia.
El día en que nos
graduamos, mi generación de psicología se fue a celebrar durante otros 3 días
en Acapulco, a la casa frente al mar de una de nuestras compañeras herederas de
una fortuna.
Estábamos no alegres, estábamos
lo que le sigue de extáticos: con una alegría desenfrenada.
Esos 3 días hablamos mucho.
Nos abrazamos mucho. Bebimos un poco más de la cuenta, es decir algunos –yo no:
yo no bebo--. En la euforia, algunos se hicieron ahí en esa despedida novios.
Imagínense, 4 años juntos y en el momento de la despedida los brutos se
enamoran.
Ahí se hicieron planes
conjuntos, se formaron empresas, se hicieron al menos dos hijos –de estos
chavales, Sara y Víctor, que se enamoraron y tuvieron no 1 hijo, sino gemelas--,
uno de nosotros se fue a la guerrilla de Chiapas, lo vimos reaparecer cerca de
Marcos años después, otro se hizo sacerdote jesuita, alguna compañera perdió su
virginidad –no se rían, las mujeres por entonces éramos menos libres que
ustedes—y ella precisamente se hizo sexóloga.
Y al final de los 3 días
de júbilo, lloramos.
Lloramos en la playa y
ante el mar. Lloramos de una nostalgia anticipada de nosotros mismos. Y de
miedo.
Temíamos perder lo que en
la universidad habíamos ganado. Temíamos que no nos comeríamos al mundo al
graduarnos, sino que el mundo nos comería a nosotros. Nos masticaría como un
cruel dios Cronos. Nos volvería
burócratas o cínicos o irónicos o desalmados o alcohólicos o drogadictos o
corruptos.
Y entonces se nos ocurrió
apuntar las 5 cosas que no queríamos perder de nuestros años de universidad para
que Cronos, el dios del Tiempo,
no pudiera masticarnos entre
sus dientes feroces y hacernos papilla.
Cada cual enlistó esas 5 cosas
valiosas. Y cada cual pensó en tatuárselas en el corazón. Pero como eso era difícil,
las apuntamos en las uñas de una mano, de nuestra mano diestra, con sangre –no
es cierto, con tinta negra de plumón. Una cosa imperdible en cada uña de la
mano diestra.
Déjenme enlistarles lo
que yo escribí en las uñas de mi mano diestra,
que también fueron las
que escribieron Celia y José Luis y Ricardo y Felipe y Patricia.
1.
Amigos escribimos en el dedo
pulgar. Lo que no queríamos perder nunca era el bienestar de estudiar y
trabajar entre amigos. Es decir, ser y pensar y soñar en 5 o 7 cabezas y con 5
o 7 corazones, nunca nunca, nunca en soledad.
2.
Ideas universales escribimos en la uña del
dedo índice, el dedo que señala el camino. No queríamos perder nuestro tiempo de
vida entre afanes nimios. Queríamos que nuestro camino fuera guiado por el amor a la Verdad, a la Inteligencia, al
Conocimiento, a la Belleza y por la conciencia del Bien Común.
Valores que no son
sinónimos pero se traslapan.
Solo
en la Verdad se llega a la Inteligencia; y la Verdad y la Inteligencia entrelazadas
conducen al Conocimiento; y el Conocimiento convierte cualquier empresa en una
empresa de Bien Común.
3.
Y
en este dedo escribimos Insolencia.
Queríamos tener siempre a la mano la insolencia de nuestros 23 años para echar
para atrás a los malos y los mediocres del planeta. Para decirles yo con
ustedes no.
Ya
saben que a los vampiros se les aleja con el signo de la cruz. Bueno, a los
malos y perversos y mediocres se les echa atrás con este dedo.
4.
Esto
tal vez les asombre, pero apuntamos en la uña del dedo siguiente Tiempo cuadriculado. Qué importante
poder ordenar el tiempo de la vida y asignarle usos. Esta hora para correr.
Esta
hora para leer. Estas horas para trabajar. Estas horas para descansar y
acariciar la vida.
5.
Y
por fin en la uña del dedo meñique escribimos Educación.
Decidimos nunca olvidarnos
que somos pequeños, como este dedo, y hay mucho afuera siempre, siempre,
siempre que aprender, mucho hacia donde crecer y crecer y crecer.
Se los recomiendo. En
grupo o en pares siéntense a enlistar las 5 experiencias universitarias que
nunca quieren dejar de experimentar. Apúntenlas en las uñas de su mano más
diestra. Y durante una semana no se laven la mano, hasta que las hayan
memorizado.
Porque si es verdad que
ahora salen a la ancha libertad de la vida adulta, también es cierto que esa
vida adulta y esa libertad son peligrosas si ustedes no llevan consigo una
identidad segura de quienes son y quienes quieren ser, y también de quienes
nunca quieren ser.
No les cuento a qué mundo
salimos nosotros. Solo les digo que ninguna generación sale a un mundo perfecto
y diseñado para su felicidad.
Ustedes ya lo saben:
salen a un mundo difícil.
A un México donde los nobles
valores universales no son los que rigen.
No rige la verdad. No
prima la meritocracia. No triunfa naturalmente la Belleza. No prima el Bien
Común.
Y salen además a una
época histórica, la del Capitalismo Democrático,
en que el Capitalismo se ha
tragado casi entera a la Democracia. En la que el egoísmo de la propia ganancia
ha adquirido derecho de corso sobre el Bien Común.
Preocúpense.
Estén alertas de no ser
tragados por la mezquindad que hoy rige. Estén alertas que Cronos no se los
lleve a los labios y los haga papilla entre sus dientes terribles. Consulten
sus 5 dedos a menudo y ocúpense de hacer la diferencia. No, corrijo: ocúpense de
ser la diferencia --ahí donde vayan.
A la mezquindad opongan
la amistad. A la mediocridad inyecten los valores universales, que abren
cualquier logro personal en una ganancia para el Bien Común. Sean rigurosos con
el tiempo: cuadricúlenlo. No cesen de
educarse. Y tengan siempre a la mano su dedo insolente para echar atrás a los
malos.
En resumen, hagan la
diferencia. Corrijo: sean la diferencia.
Sean excelentes. Sean la
excelencia.
Y al lograrlo, hagan mejor
al mundo.
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