martes, 29 de septiembre de 2015

Discurso de Sabina Berman, Oradora Invitada a la Ceremonia de Egresados



Ceremonia de Egresados
26 de septiembre de 2015

Despedida a los graduados de Ibero del año 2015-09-27
Sabina Berman

Buenos días.

Me emociona hablarles en la ceremonia de su graduación, en la Universidad Iberoamericana, mi universidad, mi Alma Mater, y la institución a la que le debo la parte más universal de mi cerebro y de mi corazón.

Hace 3 años cuando supe que el movimiento Yosoy132 había nacido en la Ibero, invité en 4 ocasiones consecutivas a voceros del movimiento a mi programa de televisión, Berman Otras Historias,y en el canal me preguntaron si había convertido el programa en una extensión del movimiento Yosoy132.

Respondí que era una gran idea, porque con enorme orgullo yo reconocía en el movimiento, y en especial en los alumnos de la Ibero, lo que antes dije: la parte más universal de mi cerebro y de mi corazón.

Bueno, compañeros y compañeras de la Ibero, se acaban para ustedes las clases. El tiempo cuadriculado por las clases. Se acaban los pupitres. Se acaban los maestros sabelotodos parados en el podio. Se acaban las calificaciones numéricas. Se acaban las salidas al patio soleado, tan semejantes a las salidas de los presos al patio soleado de la prisión. Se acaba por fin el café que sabe a jabón. O no sé cómo sabe el café hoy en la Ibero, en mis tiempos sabía a calcetín con jabón.

Y salen ustedes a la vida amplia.

El día en que nos graduamos, mi generación de psicología se fue a celebrar durante otros 3 días en Acapulco, a la casa frente al mar de una de nuestras compañeras herederas de una fortuna.

Estábamos no alegres, estábamos lo que le sigue de extáticos: con una alegría desenfrenada.

Esos 3 días hablamos mucho. Nos abrazamos mucho. Bebimos un poco más de la cuenta, es decir algunos –yo no: yo no bebo--. En la euforia, algunos se hicieron ahí en esa despedida novios. Imagínense, 4 años juntos y en el momento de la despedida los brutos se enamoran.

Ahí se hicieron planes conjuntos, se formaron empresas, se hicieron al menos dos hijos –de estos chavales, Sara y Víctor, que se enamoraron y tuvieron no 1 hijo, sino gemelas--, uno de nosotros se fue a la guerrilla de Chiapas, lo vimos reaparecer cerca de Marcos años después, otro se hizo sacerdote jesuita, alguna compañera perdió su virginidad –no se rían, las mujeres por entonces éramos menos libres que ustedes—y ella precisamente se hizo sexóloga.

Y al final de los 3 días de júbilo, lloramos.

Lloramos en la playa y ante el mar. Lloramos de una nostalgia anticipada de nosotros mismos. Y de miedo.

Temíamos perder lo que en la universidad habíamos ganado. Temíamos que no nos comeríamos al mundo al graduarnos, sino que el mundo nos comería a nosotros. Nos masticaría como un cruel dios Cronos.  Nos volvería burócratas o cínicos o irónicos o desalmados o alcohólicos o drogadictos o corruptos.

Y entonces se nos ocurrió apuntar las 5 cosas que no queríamos perder de nuestros años de universidad para que Cronos, el dios del Tiempo,
no pudiera masticarnos entre sus dientes feroces y hacernos papilla.

Cada cual enlistó esas 5 cosas valiosas. Y cada cual pensó en tatuárselas en el corazón. Pero como eso era difícil, las apuntamos en las uñas de una mano, de nuestra mano diestra, con sangre –no es cierto, con tinta negra de plumón. Una cosa imperdible en cada uña de la mano diestra.

Déjenme enlistarles lo que yo escribí en las uñas de mi mano diestra,
que también fueron las que escribieron Celia y José Luis y Ricardo y Felipe y Patricia.

1.    Amigos escribimos en el dedo pulgar. Lo que no queríamos perder nunca era el bienestar de estudiar y trabajar entre amigos. Es decir, ser y pensar y soñar en 5 o 7 cabezas y con 5 o 7 corazones, nunca nunca, nunca en soledad.

2.    Ideas universales escribimos en la uña del dedo índice, el dedo que señala el camino. No queríamos perder nuestro tiempo de vida entre afanes nimios. Queríamos que nuestro camino fuera guiado  por el amor a la Verdad, a la Inteligencia, al Conocimiento, a la Belleza y por la conciencia del Bien Común.

Valores que no son sinónimos pero se traslapan.

Solo en la Verdad se llega a la Inteligencia; y la Verdad y la Inteligencia entrelazadas conducen al Conocimiento; y el Conocimiento convierte cualquier empresa en una empresa de Bien Común.  

3.    Y en este dedo escribimos Insolencia. Queríamos tener siempre a la mano la insolencia de nuestros 23 años para echar para atrás a los malos y los mediocres del planeta. Para decirles yo con ustedes no.
Ya saben que a los vampiros se les aleja con el signo de la cruz. Bueno, a los malos y perversos y mediocres se les echa atrás con este dedo.

4.    Esto tal vez les asombre, pero apuntamos en la uña del dedo siguiente Tiempo cuadriculado. Qué importante poder ordenar el tiempo de la vida y asignarle usos. Esta hora para correr.
Esta hora para leer. Estas horas para trabajar. Estas horas para descansar y acariciar la vida.

5.    Y por fin en la uña del dedo meñique escribimos Educación.
Decidimos nunca olvidarnos que somos pequeños, como este dedo, y hay mucho afuera siempre, siempre, siempre que aprender, mucho hacia donde crecer y crecer y crecer.

Se los recomiendo. En grupo o en pares siéntense a enlistar las 5 experiencias universitarias que nunca quieren dejar de experimentar. Apúntenlas en las uñas de su mano más diestra. Y durante una semana no se laven la mano, hasta que las hayan memorizado.

Porque si es verdad que ahora salen a la ancha libertad de la vida adulta, también es cierto que esa vida adulta y esa libertad son peligrosas si ustedes no llevan consigo una identidad segura de quienes son y quienes quieren ser, y también de quienes nunca quieren ser.

No les cuento a qué mundo salimos nosotros. Solo les digo que ninguna generación sale a un mundo perfecto y diseñado para su felicidad.

Ustedes ya lo saben: salen a un mundo difícil.

A un México donde los nobles valores universales no son los que rigen.
No rige la verdad. No prima la meritocracia. No triunfa naturalmente la Belleza. No prima el Bien Común.

Y salen además a una época histórica, la del Capitalismo Democrático,
en que el Capitalismo se ha tragado casi entera a la Democracia. En la que el egoísmo de la propia ganancia ha adquirido derecho de corso sobre el Bien Común.

Preocúpense.

Estén alertas de no ser tragados por la mezquindad que hoy rige. Estén alertas que Cronos no se los lleve a los labios y los haga papilla entre sus dientes terribles. Consulten sus 5 dedos a menudo y ocúpense de hacer la diferencia. No, corrijo: ocúpense de ser la diferencia --ahí donde vayan.

A la mezquindad opongan la amistad. A la mediocridad inyecten los valores universales, que abren cualquier logro personal en una ganancia para el Bien Común. Sean rigurosos con el tiempo: cuadricúlenlo.  No cesen de educarse. Y tengan siempre a la mano su dedo insolente para echar atrás a los malos.

En resumen, hagan la diferencia.  Corrijo: sean la diferencia.

Sean excelentes. Sean la excelencia.

Y al lograrlo, hagan mejor al mundo.

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